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ENTRE LINEAS

El nombre de la muerte (1ª parte)

El nombre de la muerte (1ª parte)

Es curioso pero cuando alguien fallece, sus familiares siempre ponen el nombre completo al muerto o a la muerta en la esquela o los recordatorios que reparten en los funerales, mientras que al referirnos a los familiares del finado o finada, se obvian los apellidos y aparecen por sus nombres de pila en una leyenda que, más o menos, dice: “sus afligidos esposo Juan, hijos Dorotea, Manuela”.

Este hecho se hace más evidente cuándo el fallecimiento de alguien es consecuencia de algún homicidio o asesinato y la noticia se publica en los periódicos. Al muerto se le suele citar por el nombre completo, no así a los autores del crimen que siempre aparecen con sus iniciales. Es frecuente leer noticias del estilo de: “Dos individuos, R.P.B. y O.P.S., apalearon a Mª Dolores Pérez Pérez para robarle el bolso. A consecuencia de los golpes Mª Dolores Pérez Pérez, que fue atendida por los servicios del 061, falleció cuando era trasladada al hospital. Los presuntos autores fueron detenidos por la policía en su domicilio donde dormían tranquilamente”. El argumento, dicen, es porque nadie es culpable hasta que no se demuestre lo contrario y mientras sean ‘presuntos’ no se les puede vulnerar sus derechos entre ellos, el derecho a la intimidad.


Así pues la primera consecuencia de la muerte no es perder la vida, valga la redundancia, sino que es la pérdida de la condición de igual con los vivos. Por eso estos se apresuran a ceder el nombre del que fallece a la muerte, para alejarla de ellos como si fuese algo indigno, como queriendo decir “la muerte no va con nosotros”.

9 comentarios

Para monocamy no creyéndoselo ni él mismo -

Te paró con muchísima razón. Seguro que estabas 'disturbieténdote' mal :-PP

Para paloma paseando por el diario -

No pases, quédate...

Para unjubilado magníficamente saludable -

Hay muchos que ni entran... Por cierto ¿por qué querrán magnificar a un muerto si no puede leer? :-S

Para Sílex dándole aliento al lápiz virtual -

¿No será por aquello de qué 'más cornada da la vida'? (Me refiero a los viquingos, claro). Un beso doliente

monocamy -

Sinceramente, lo hablen de mí o la fórmula que utilicen para nombrarme, después de muerto, me importará un celestial pimiento... que es lo que me importa ahora, que estoy aún vivo. xDD

Claro que, aquel antidisturbios que me paró hace dos años en el intercambiador de Moncloa (Madrid) no pensaba igual y se empeñó en saber mis apellidos y le número de DNI.

Retorcidos son, dios... xD

paloma -

Pasé a leerte y a dejarte un beso.

unjubilado -

No termino de entender a la sociedad actual. Hay delincuentes de poca monta que entran por una puerta, se les toma declaración y salen por otra, ¿para que sigan delinquiendo?.
Pienso de el nombre completo del fallecido/a se pone para magnificarle y darle su último adiós de una manera más personal.
Saludos.

Sílex -

La anónima soy yo...un lapsus

Anónimo -

Por aquello de que el boomerang vuelve de donde viene: los apellidos del muerto le despiden de la vida; las iniciales de los demás quitan importancia a otro hecho que no sea la vida del que la ha perdido, pese a los derechos fundamentales y a la privacidad, etc.,. Los nombres sin apellidos de los familiares magnifican el adiós vikingo de la sociedad ¿occidental?.Es la pérdida de la vida y su conquista por la muerte lo "vital" en este asunto.
ps: ya te dije que no me animaras a seguir escribiendo. Un beso con mucho duelo